William Gladstone es ampliamente conocido por declarar: “La justicia demorada es justicia denegada”. En su contexto authentic, la frase transmitía la sensación de que una víctima resulta aún más perjudicada si no se hace justicia a tiempo. Además, la Sexta Enmienda garantiza a los acusados la oportunidad de defenderse de manera rápida y oportuna.
Hoy, la nación se enfrenta a la posibilidad actual de que Donald Trump escape a la sentencia por sus múltiples veredictos de culpabilidad hasta después de que deje el cargo… en 2029. Trump, entonces un ciudadano privado, en consideración de sus derechos bajo la Sexta Enmienda, fue declarado culpable por un jurado apolítico de sus pares. El precedente histórico del Departamento de Justicia dicta que un presidente en ejercicio (y, por inferencia, un presidente electo) no puede ser juzgado ni encarcelado mientras esté “en el cargo”. La deferencia a estas dos protecciones es un principio claro que coloca al sistema de justicia estadounidense por encima de gran parte del resto del mundo.
Sin embargo, en el caso del Sr. Trump, son los ciudadanos de este país y nuestro sistema de jurisprudencia los que serán víctimas de la denegación de justicia si el juez Juan Merchán retrasa la sentencia. Se puede preservar el precedente si sentencia a Trump el próximo mes, como estaba previsto, a lo que considere apropiado. El juez debería declarar que la sentencia comenzará el 21 de enero de 2029, el día después de que Trump deje el cargo. No hay motivo para que se retrase la justicia y, lo que es más importante, se la niegue. Los estadounidenses no tienen derecho a nada menos.
William Gladstone es ampliamente conocido por declarar: “La justicia demorada es justicia denegada”. En su contexto authentic, la frase transmitía la sensación de que una víctima resulta aún más perjudicada si no se hace justicia a tiempo. Además, la Sexta Enmienda garantiza a los acusados la oportunidad de defenderse de manera rápida y oportuna.
Hoy, la nación se enfrenta a la posibilidad actual de que Donald Trump escape a la sentencia por sus múltiples veredictos de culpabilidad hasta después de que deje el cargo… en 2029. Trump, entonces un ciudadano privado, en consideración de sus derechos bajo la Sexta Enmienda, fue declarado culpable por un jurado apolítico de sus pares. El precedente histórico del Departamento de Justicia dicta que un presidente en ejercicio (y, por inferencia, un presidente electo) no puede ser juzgado ni encarcelado mientras esté “en el cargo”. La deferencia a estas dos protecciones es un principio claro que coloca al sistema de justicia estadounidense por encima de gran parte del resto del mundo.
Sin embargo, en el caso del Sr. Trump, son los ciudadanos de este país y nuestro sistema de jurisprudencia los que serán víctimas de la denegación de justicia si el juez Juan Merchán retrasa la sentencia. Se puede preservar el precedente si sentencia a Trump el próximo mes, como estaba previsto, a lo que considere apropiado. El juez debería declarar que la sentencia comenzará el 21 de enero de 2029, el día después de que Trump deje el cargo. No hay motivo para que se retrase la justicia y, lo que es más importante, se la niegue. Los estadounidenses no tienen derecho a nada menos.